El primer club de bahala na

 

 

Conduciendo por la calle San Joaquín, no podrías creer que en el lado sur de Stockton (California) había una zona tan desolada y tan antigua, dos casas viejas de color blanco, pegadas a un solar vacío.

Allí estaba una de las escuelas de artes marciales mas respetadas en el mundo. Podrías pensar que no estabas en USA, pero si eres un escrimador de cualquier sistema o estilo sabrías que estabas pisando un lugar sagrado. Esta era la residencia de Leovigildo Girón, en el numero 2120 de la calle San Joaquín.

 

Este fue el club numero I de Bahalana, en medio de la pequeña Manila de Stockton, uno de los barrios mas duros de California.

Este no era como otros clubes de artes marciales donde los trofeos se alinean en las estanterías, con alfombras, aire acondicionado y rótulos con luces brillantes en la entrada. Era un frío y vacío almacén en primavera y verano, y una pequeña parcela en la parte de atrás parecido a una jungla en otoño y en invierno. No importaba en que estación del año te encontraras, siempre había un ambiente de entrenamiento perfecto, incluso en cuanto al ambiente mental, cuando había poca luz o dependiendo del tiempo nosotros entrenábamos en el sótano. El sótano servia para almacenar los trastos del Tío Leo, lavar la ropa y entrenar.

Leo Girón comenzó a dar clases al público en el año 1968 en Tracy California, pero realmente no fue hasta el año 1979 cuando comenzó a construir los cimientos de Bahalana CLUB Nº 1 (BNC#1). Con la ayuda de su mujer Alberta y algunos de sus estudiantes más antiguos formaron en el sótano de su casa el BNC#1. Alberta fue un gran apoyo para el.

Las clases eran tres veces por semana, lunes, miércoles y sábado por la mañana, recuerdo cuando iba por la tarde a ver los partidos de football sentado al lado del Tío Leo. El no tenía un equipo preferido pero disfrutaba comentando las acciones del juego.

Un pequeño secreto que la gente no conoce, es que si miras el logo de Bahalana, en el fondo donde se lee Patakaran Ni GNG Girón quería decir “Girón Sistem”, pero GNG significa Ginang en el idioma filipino, es como Señora en Español o Mrs. en Ingles. GN es como Sr. O Mr. Esto era como una pequeña dedicatoria a su mujer Alberta por su amor y apoyo.

Muchos estudiantes iban y venían, después de un tiempo tras recibir un palazo en los nudillos descubrían que la escrima no era lo suyo. Otros tras un largo periodo mantenían la esperanza y seguían entrenando religiosamente. Algunos estudiantes venían por la conexión cultural que les unía a sus raíces; o simplemente, para aprender a defenderse.

Cualquiera que sea la razón por la que hacías Bahala na no importaba, estabas orgulloso por la compañía y su ambiente. Veías a muchos de los estudiantes de tío Leo, eran sus familiares y amigos, cercanas referencias de diferentes profesiones y respetados miembros de la comunidad.

 

Jóvenes delincuentes cambiaron su vida siendo ciudadanos respetados en el barrio, muchos encontraron un puesto en la policía local, ¿Qué irónico, verdad? Cualquiera que fuera tu motivo para entrenar Bahala na con el tiempo no era llegar a convertirte en un guerrero.

Bahala na era una micro comunidad con diferentes facetas cambiando a traves de los años, muchas han cambiado drásticamente después de 30 años, entre ellas los negocios. Hay que pagar muchos recibos para poder vivir, pero la misión se ha mantenido siempre igual. No miento cuando digo que la misión no ha cambiado desde que se cerró el viejo club.

Los ideales y planes de futuro de la gente han cambiado y ya no vienen tantos estudiantes como lo solían hacer.

 

A veces no tenemos ese apoyo que teníamos, ahora lo tenemos entre nosotros por email o por fax. Nosotros tenemos que pagar el alquiler y recibos, pero siempre bajo los principios del tío Leo, ya que todavía seguimos siendo sus chicos/as preparados para recibir cada noticia que venga sea buena o mala y a la vez seguir sosteniendo las enseñanzas de un hombre que no volverá a estar con nosotros.

 

No importa donde este BNC #1 yo siempre encontrare recuerdos de aquella vieja casa con la parcela que parecía una jungla llena de yerbas en la calle San Joaquín.